Ley anti racismo en Colombia
En los próximos días está a punto de ser sancionada una ley por parte del Ejecutivo, que castigará las conductas raciales que se practican disimuladamente en Colombia. Dicha ley nace producto de una iniciativa de un grupo de líderes afrocolombianos residentes en Bogotá, quienes resolvieron redactar un proyecto de ley antirracismo y la pusieron a consideración de la Cámara de Representantes, la cual fue aprobada por unanimidad por dicha célula congresional.
La citada norma le pone coto a esta típica violación de los derechos humanos en contra de las minorías étnicas en Colombia, discriminación esta que se viene presentando en todas las esferas políticas, sociales y laborales de este país. Se espera que la ley sirva de antecedente para reducir un poco esta ignominiosa práctica.
Si hacemos memoria, esta ley tiene su razón de ser en la exclusión racial que padecen las minorías étnicas (negras e indígenas), con la anuencia del Estado colombiano, y que últimamente se había patentizado esta discriminación con algunos afrocolombianos en varias discotecas de Cartagena y Bogotá, y que pocas personas han tenido el valor de denunciarlas, como sí lo hicieron las jovencitas Johana Acosta y Lena Tatiana Acosta, y los hechos más recientes sucedidos a la ex reina nacional de la belleza Vanesa Alexandra Mendoza Bustos y a los jóvenes afro en las discotecas Gavanna, Sirocco y Genoveva, de la capital de la república, y las cartageneras Carbonera y Kukayit.
Recordemos también que, en los últimos años, las discotecas colombianas se han convertido en el escenario propicio para confirmar la práctica de acciones racistas en Colombia. En un artículo publicado por EL TIEMPO y escrito por el prestigioso columnista Daniel Samper Pizano, este comenta que la revista 'SoHo' contactó a un grupo de jóvenes afrocolombianos y los envió a que visitaran las discotecas de la zona rosa de Bogotá. Se comprobó que de 13 discotecas a las que estos acudieron, apenas en Pravda y Crow los dejaron entrar. En las otras, los discriminaron.
El problema no es tan sencillo como el no poder acceder a una discoteca elitista y racista. Todo ello obedece a una problemática social muy arraigada en la sociedad colombiana y secularmente patrocinada por el Estado, en donde sociológicamente nunca se les ha reconocido a los afrocolombianos los derechos que le asisten como segundo grupo étnico y su gran aporte a la colombianidad. De ahí que el estamento estatal siempre los ha sometido a la relegación y a la pobreza marginal.
El Estado colombiano siempre ha sido cómplice de las injusticias que se presentan con las minorías étnicas. Para ilustrar un poco la situación de los afros en Colombia, desde los más humildes cargos del Estado colombiano hasta los altos tribunales, esta etnia no ha tenido participación política, ya que las reformas políticas y electorales siempre han estado orientadas a intereses sectoriales y particulares de clase dominantes y burguesas, que no les permiten a ocupar los espacios de poder, en donde se toman las grandes decisiones del país, ya sea en escenarios de elección o nombramientos. Para muestra un botón: actualmente en el gabinete ministerial del Primer Mandatario no aparece un elemento afrodescendiente y menos un indígena.
Ante este panorama que afronta la población afro en el país, amerita que sus elementos tomen conciencia e identidad, cambiando de actitud en pos de un desarrollo armónico de sus regiones, haciendo defender los derechos constitucionales que les asisten, asociándose y eligiendo sus propios voceros ante el Congreso Nacional, que legislen por las reivindicaciones sociales de todas las minorías étnicas y no por las migajas personales que les ofrecen los gobiernos de turno.
Además, se requiere exigirles al Gobierno central y al Congreso la promulgación de una ley de la República que les permita a las minorías étnicas una participación política porcentual en los diferentes cargos del Estado (ley de cuotas), como sucede en otras latitudes, en donde todos los ciudadanos, independientemente de su etnia, accedan a los altos cargos del Estado, sin ninguna discriminación.
Se anhela que en un futuro no muy lejano Colombia cambie y sea un país más justo y digno, en donde el color de la piel no sea óbice para que todos sus asociados gocemos de los mismos derechos que nos asisten por ser ciudadanos de este país.
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